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Desde que el ser humano empezó experimentando con la primera cámara de fotos de la historia (el daguerrotipo), siempre ha existido una convivencia entre la expresión creativa que utiliza materiales puros, con la que se apoya de elementos técnicos y tecnológicos.

Incluso, erróneamente en mi opinión, han existido conflictos entre artistas defensores de un tipo de arte y de otro. ¿Acaso un artista analógico no utiliza elementos físicos que han sido fabricados en complejas instalaciones técnicas? ¿Y un/a artista digital? ¿no se hace valer de conocimientos o referencias adquiridos en un mundo físico?

La clave está en la convivencia, y en saber elegir cuándo debemos utilizar la tecnología, y cuándo no. Es por eso por lo que siempre me ha apasionado la vinculación arte – tecnología, y por lo que decidí realizar mi investigación doctoral en Inteligencia Artificial en las Artes Visuales.

Estamos en un momento único de cambios, cambios muy importantes

La Inteligencia Artificial acapara los medios de noticias. Miedo, pasión, dudas, conflicto, etc. Lo que está claro es que no pasa desapercibida. Las bases de datos están alimentadas de una infinita cantidad de imágenes, sonidos, vídeos, palabras, que han sido facilitados de forma manual a partir del nacimiento de la web 2.0 en 2004 (aquella en la que podíamos empezar a interactuar con otros grupos, personas y redes sociales) y las nuevas aplicaciones han sido entrenadas con todo el conocimiento que hemos ido aportando a la red.

Para que entiendas mi posición a nivel ético con el uso de la tecnología en el arte, y partiendo de la base de que conecto con todo tipo de opiniones y sensaciones, te pongo un supuesto. Imagínate que tú y yo somos periodistas y que vamos a escribir un artículo sobre un tema en concreto. Para ello, tendremos que estudiar muy a fondo todo lo que nuestra competencia publica para luego procesarlo, incorporar el conocimiento adquirido a nuestras opiniones y crear nuestro artículo propio y único, pero con perspectiva. De igual forma intento tratar el uso, por ejemplo, de la Inteligencia Artificial. Con ética, pero con cabeza.

Pero la IA no es la única protagonista en esta nueva era. La mejora de la potencia de las conectividades (5G, internet satélite de SpaceX) y nuevos sistemas de transacciones (Web3, criptomonedas) abren nuevas vías de interacción y comunicación entre personas: La realidad mixta, realidad aumentada y el tan polémico Metaverso. De nuevo, nos encontramos con un escenario que fusiona arte y diseño físico, con elementos interactivos y funcionalidades que acercan fronteras y sensaciones.

Por eso, me considero un profesional «puente» para que podamos movernos entre los mundos analógicos, digitales y más tecnológicos, Puedo ayudarte a dar forma a un proceso eficaz y potente, pero cumpliendo las normas y los usos más razonables.


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